Votar en jueves
Hemos perdido las buenas costumbres. Con la cantidad de cosas que se tienen que hacer los jueves, aparte de comer paella amarilla. Pero no hay opción. Eso también es innegociable. Si lo permite la ley, se vota en jueves. Y la ley permite lo que permiten los gobernantes. Los implacables en el restablecimiento del orden cambian el orden. De domingo pasa a jueves, que rima mucho mejor. Pero es que los jueves los catalanes salimos un poco. Extraordinariamente más que los lunes o los martes. Los miércoles tampoco es exagerado. El jueves es el inicio de los excesos. Va, todavía funciona el metro pero cogemos un taxi. Amarillo. Y negro. El jueves habrá candidatos a miles de kilómetros, entre el exilio y la prisión. Estaremos enganchados a las palabras prohibidas. Tampoco gritaremos cuando salgamos de los colegios. La fractura hace campaña todo el año, pero se nota más si masticas turrón de Alicante. Suerte que no son unos postres habituales. Nos dejaríamos los dientes. El jueves nos invitan a votar aunque no tengamos dientes. La fiesta de la democracia entre semana promete. Lástima que las garantías no se puedan apuntar. Y lástima de paella. ¿Alguien sabe si es legal comerla los lunes?